Sobre la enfermedad, el agotamiento y el fracaso. Reseña de “El sótano”, de Begoña Huertas.
“La enfermedad no se elige, pero yo me comportaba como si hubiera tenido la culpa. Como si me hubiera estrellado contra un muro, haciéndome polvo, dejándome para el desguace."
Hay libros de los que resulta difícil hablar, y este es uno de ellos. Su estructura íntima, casi susurrante, sutil, fragmentada, es difícil de capturar con palabras.
“El sótano” no es un libro fácil, tampoco es un libro bonito, aunque su escritura a veces lo sea. Es un libro que duele, un libro sobre la enfermedad, el cansancio, el fracaso. Un libro sobre expectativas rotas, sobre una vida que se ha paralizado y que se encuentra en estado de espera, sobre un cuerpo que, desde la enfermedad, solo sabe vagar de un lado a otro y asentir, dejar que hagan con ella lo que toque.
Pero a la vez es un libro que alivia, de esa manera en la que a veces nos alivia el dejarse llevar y no oponer ninguna resistencia, simplemente seguir adelante sin que nada te toque, intentando mantener la calma. La huida frente a aquello que duele, o la resignación que, a veces, nos dota de la ansiada tranquilidad, aunque sea a través del espejismo.
Begoña Huertas construye aquí un relato del agotamiento, ese agotamiento que no se pasa con una buena noche de sueño. Ese agotamiento que cala los huesos, que llena la mente de niebla, que paraliza y obstruye cualquier posibilidad de futuro. La protagonista de este libro está ingresada en una institución médica de lujo, donde la proveen de cuidados. Ese lugar es un espacio fuera del mundo, con sus paredes blancas, su luz artificial simulando siempre el día, sus rutinas impostadas y su sótano, donde, escondidos de la mirada de los demás pacientes, se llevan a cabo todos los tratamientos médicos necesarios. Y es en este lugar no-lugar donde la protagonista se enfrenta a poner en palabras la rutina, la enfermedad, su manera de percibir a los otros, sus relaciones, sus ganas de abandonar y abandonarse.
"Cuánto de culpa hay en todo esto. Una culpa que viene de dónde. Estar enfermo como quien está en pecado. Aceptar, callarse, bajar la cabeza: hiciste algo mal, ahora lo pagas."
"El sótano" impacta mucho más al saber que Begoña Huertas falleció en noviembre, después de una larga enfermedad. Este libro se publicó póstumamente, y sus frases surgen hoy como dagas que se clavan en el pecho y remueven todo lo que tenemos dentro.
"En aquella etapa fui un yo deshilachado. Me colgaban los hilos, desechos los nudos que los mantenían entretejidos."
Uno de mis libros favoritos de estos dos meses de frías salas de espera, de vagar de mano en mano, de sillas incómodas, de informes, radiografías y procedimientos extraños, de sentirse siempre observada, de dar explicaciones sin fin. "El sótano" es de esos libros que se van a quedar conmigo marcando una etapa, sin duda alguna.